Patio de corredor (fragmento)Montserrat del Amo
Patio de corredor (fragmento)

"¿De que te asustas? Yo estoy contigo, aquí a tu lado, y soy muy valiente. Y tengo mucha fuerza. Yo te defenderé de todos los peligros… De un dragón, de la chiquillería del patio de enfrente, de los ratones, de la bruja, de cosas así la defendería “el chache”.
Pasados los primeros instantes de sorpresa, Ramón comprendió:
-Ibas en el autobús… ¡te ibas de casa sin decírselo a nadie!
Su voz sonaba dura, acusadora:
-Y ahora quieres volver. ¡Así de fácil!
Sus brazos ya no se abrían para protegerla como antes. Ahora permanecían rígidos, pegados al cuerpo, fríos y duros como barras de hielo. El hermano mayor, “el chache” protector de su infancia, se había convertido en un juez implacable.
Maruja creía que se bastaba y se sobraba consigo misma, pero ahora sentía que le cercaba la angustia de su propia soledad.
El faro amarillento de la bici empalidecía hasta apagarse por completo. Ramón dijo tras un largo silencio:
-Está bien, sube. Si tú quieres, te llevo. Veremos lo que pasa.
Montada en la barra. Maruja sentía el aliento de su hermano en el cogote, sus rodillas, rozándole las piernas al pedalear; sus brazos, rodeándola al mantener el manillar, pero no había que engañarse: sólo era por la necesidad de ir los dos juntos en la bicicleta. Ramón tan próximo, se mantenía distante y Maruja sentía que todavía no había recuperado al “chache” que la protegió de niña. "



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