Antonio B. El Ruso (fragmento) "Me llamo Antonio Bayo, pero cuando mi madre me echó al mundo, una mujer que estaba allí dijo: “¡Leches, si es rubio como un ruso!”. Así que no vaya usted por las Cabreras preguntando por Antonio, porque desde entonces todo el mundo me conoce por “el Ruso”. Ahora tengo seis años y mi madre dice: - Súbeme una berza. Madre es una mujer alta y delgada, de pocas palabras y agrias, siempre vestida de negro, con blusa metida en la cintura del muletón, madreñas y pañuelo negro a la cabeza. Marchó a América a los dieciséis años con tres mozas del pueblo, a quitar hambre, y volvió con un hijo de cinco años en la mano y conmigo en el vientre y sin el gallego con el que vivió amontonada. Así es que yo nací en este pueblo de La Baña de puro milagro. Regreso y le digo: - No nos queda una berza en el campo. Nací, como Cristo, sobre pajas, en ese cajón del suelo pegado a la pared donde ya dormían mi madre y mi hermano Mario, y donde, a partir de entonces, yo dormí también. Creo que mamé, como todo el mundo, pero muchas veces llego a pensar que ella me sacó adelante con berzas. Es el primer olor de este mundo que recuerdo. Es un olor importante en nuestra casa. Tan importante, que si falta aquí no caga nadie. " epdlp.com |