Huésped clandestino (fragmento) "Atardeció, se estrechó la ciudad entre sus montes, cobró un aire excitado como para trastornar sus arterias, sus encrucijadas, sus descensos a los senos de sombra, sopló en el paseo del río las enfebrecidas lámparas. ¿Quién era el que venía al encuentro con el pasado o el presente? huésped clandestino o mensajero disimulado en sus tabernas antes del gran anuncio o profeta desde las entrañas de su todavía no curada historia ¿para despertar los eventos, hacerlos presentes? Tal vez no, en la sombra de la tarde una sombra transitoria desde la nada a la nada de su memoria? Viento y luz. El destello de oro de los plátanos se alza hasta el cielo, no tiene hora ni estación, o sea, las tiene y las quema esta exultación, las exhala en claridad esta invencible alquimia, las une y las iguala a la esencia luminosa del fin y del principio. Mediodía. Jardín. Ojoquieto, perspicuo, cristalino, no visto, omnividente. Desnuda arde, candente de identidad se deshace de símbolo la rosa, anula canto, música, memoria, erosiona imagen y toda otra codicia de la mente humana y animal sobre sí, sobre su sustancia todo otro sometimiento. Es. O rosa ipsa, o reina de sí. Pero desciende su tortuosa vena de aire, baja a su encuentro zumbando el coleóptero y la ata, pues, aquel vuelo de nuevo a la cadena de la universa fraternidad. " epdlp.com |