Atenas y Jerusalén (fragmento)Lev Shestov
Atenas y Jerusalén (fragmento)

"La primera gran ley del pensamiento, que suprime la prohibición bíblica en contra de los frutos del árbol del conocimiento es ridere no, no lugere, neque detestari, sed intelligere (no reír, no para lamentarse, no maldecir, sino para comprender). Todo se transforma ante nuestros ojos. Al contemplar la vida "bajo el aspecto de la eternidad o necesidad", aceptamos cualquier cosa que encontremos en nuestro camino con la misma tranquilidad y el mismo sentimiento de buena voluntad. Incluso si estas cosas son inconvenientes, no obstante son necesarias y tienen causas determinadas a través de las cuales tratamos de comprender su naturaleza, y la mente se alegra mucho al igual que sobre su verdadera contemplación, como en el conocimiento de esas cosas que son agradables a los sentidos. "


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