Reflexión nocturna en ocasión de una gran aurora boreal "La lúgubre noche cubrió el rostro diurno, subió a los montes la sombra negra, los rayos se inclinaron ante nosotros, se abrió el abismo pleno de estrellas. Las estrellas son incontables y el abismo carece de fondo. Como un grano de arena en las olas del mar, como un pequeño destello en eterno hielo, como un polvo fino en potente torbellino, como una pluma en voraz fuego: Así en este abismo estoy hundido, hastiado de mis pensamientos. Los sabios dicen que hay diferentes mundos; incontables soles arden allí; allí hay pueblos y círculo de centurias; para la común gloria de la Deidad, allí es igual la fuerza del ser. ¿Dónde está tu ley naturaleza? ¡Desde el norte se levantó la aurora! ¿No sería que el sol fija allí su trono? ¿No arrojan al fuego mares helados? ¡Es que una gélida llama nos cubrió! ¡Es que de noche, el día se precipitó sobre la tierra! Oh, vosotros, cuya rápida mirada atraviesa el libro de leyes eternas, para quienes el signo de la insignificancia revela la regla del ser. Os es conocida la senda de todos los planetas. ¿Qué es lo que tanto admiráis? ¿Qué guía al claro rayo en la noche? ¿Qué golpea al firmamento con fina llama? ¿Cómo un rayo sin amenazantes nubes se dirige desde la tierra hacia el cénit? La espesa niebla discute con el agua; brillan los rayos del sol, inclinándose hacia nosotros a través del aire espeso; arden las cimas de aguas densas; en el mar dejó de soplar el zefir. Y las olas lisas golpean el éter. Vuestra respuesta está llena de dudas acerca de lo que está en lugares cercanos. ¿Cuán extenso es el mundo? ¿Qué hay más allá de las estrellas menores? Desconocéis el fin de las criaturas. " epdlp.com |