El pato salvaje (fragmento)Henrik Ibsen
El pato salvaje (fragmento)

"Petersen: (encendiendo una lámpara que cubre con su pantalla y coloca sobre la chimenea)¿Oyes, Jensen? Se ha levantado el viejo para brindar con entusiasmo por la señora Soerby.

Jensen: (arrimando un sillón) ¿Es cierto lo que se murmura de que entre ellos hay algo?

Petersen: ¡Cualquiera sabe!

Jensen: Creo que en su juventud él era bastante aficionado a las faldas.

Petersen: Quizá.

Jensen: Tengo entendido que da en honor de su hijo esta comida.

Petersen: Sí; volvió ayer.

Jensen: Yo ignoraba que tuviera un hijo el señor Werle.

Petersen: Lo tiene, sí; pero no suele desplazarse de la fábrica de Hoidal. Ni una sola vez ha venido a la ciudad durante todos los años que llevo en la casa.

Otro criado suplente (que aparece por la puerta del salón) Petersen, ahí está un anciano que...

Petersen: (rezongando) ¡Vaya! ¿Quién diantre será a estas horas? (Por la puerta del salón entra Ekdal, padre. Lleva un gabán deteriorado, con el cuello subido, y guantes de lana. En la mano empuña un bastón a la vez que una gorra de piel, y debajo oprime un rollo envuelto en papel gris. Usa peluca de color castaño rojizo, y una barbita canosa. Petersen le sale al encuentro) ¡Caramba! ¿Cómo usted por aquí?

Ekdal: Es imprescindible que pase a la oficina, Pedersen.

Petersen: Ya hace media hora que está cerrada la oficina, y...

Ekdal: Me lo han dicho abajo, amigo; pero todavía está ahí Graberg. Sea usted amable, Petersen, y déjeme pasar (Señalando con el dedo la puerta de escape de la derecha) Conozco el camino.

Petersen: Bueno, bueno; pase usted (Abre la puerta) pero no deje de salir por el sitio de costumbre, porque hoy tenemos invitados.

Ekdal: De acuerdo, querido Petersen, y muchas gracias, amigo mío (Entre dientes) ¡Imbécil! (Entra en la oficina y tras él cierra de nuevo la puerta Pedersen)

Jensen: ¿Es un empleado administrativo ese individuo?

Petersen: No; solamente hace copias cuando abunda el trabajo. Pero en sus tiempos era todo un caballero el viejo Ekdal.

Jensen: Se le nota. No tiene aspecto vulgar.

Petersen: Por supuesto, era teniente, nada menos.

Jensen: ¿Conque teniente, eh?

Petersen: Sí; pero después se dedicó a negociar en maderas o algo por el estilo. Cuentan que le hizo una jugarreta en cierta ocasión al amo. Se habían asociado para explotar los bosques de Hoidal. ¿Sabe? ¡Oh!, tengo mucha confianza con el viejo Ekdal. Hemos bebido juntos bastantes vasos en la cervecería de la señora Eriksen.

Jensen: Pues ahora no debe estar como para pagarse francachelas el pobre hombre.

Petersen: Claro, Jensen, ahora soy yo el que convida. Entiendo que uno debe portarse bien con un señor al que le ha ido mal en la vida.

Jensen: ¿Se declaró en quiebra?

Petersen: Peor todavía ha estado en la cárcel? "



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