El gran día (fragmento)Ivan Kusan
El gran día (fragmento)

"Petar Kragiae era una de las personas más alegres del planeta, adornado de numerosas virtudes.
Verdaderamente, un hombre poco común y hasta su piel de alabastro resultaba singular. Se diferenciaba del resto de la gente por hacer acopio de un tranquilo silencio que, como el reflejo de un espejo, hallaba eco alrededor. Su pelo era negro azabache y nadie podría describir con exactitud sus ojos verdes. Sobresalía su barbilla ligeramente y sus labios carnosos denotaban un temperamento especial.
Había llegado el gran día.
Petar no sentía la dolorosa molestia de lo sobrenatural. El amarillo era para él un color más de la polícroma gama que ofrece la naturaleza. Pensaba en todas las personas que languidecen en medio de una vida vacía y sin sentido. El embriagador aliento de la esperanza recorrió el lugar de la celebración y su madre, preocupada por la embarrada suerte, cayó accidentalmente sobre una alfombra de suaves trapos.
Desde su habitación podía ver el mar y las palmeras en sólo una fracción de segundo. Un mar azul, acariciado por el viento y anhelo de las delgadas palmeras. También eran extremadamente bellos los tejados de teas grises en una geometría de unas veinte millas.
Todo transcurría bajo el ritmo propicio. El tiempo, siempre objetivo al abrigo de la primavera y el sol del mundo. Tal día como hoy, podía acomodarlo, puesto que no había sido infiel ni al cielo, ni al sol, ni al día, ni a este presente húmedo y gris. "



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