El rebelde (fragmento)Sadie Jones
El rebelde (fragmento)

"Gilbert fue desmovilizado en el mes de noviembre y Elizabeth tomó a Lewis y se reunió con él en el hotel Charing Cross. Lewis tenía sólo siete años. Elizabeth y él tomaron un tren en Waterford y ella le apretó firmemente su mano para que no se cayera mientras ascendía la alta escalinata hacia su compartimento. Lewis se sentó cerca de la ventana en el asiento opuesto a Elizabeth para ver la estación empequeñecerse a medida que el tren se alejaba. Elizabeth se puso el sombrero para descansar. El asiento rozaba las piernas desnudas de Lewis entre sus pantalones y sus calcetines, aunque él disfrutó del continuo movimiento lado a lado del tren y de aquel pequeño inconveniente. Sentía que sucedía algo especial. Su madre estaba callada y eso afectaba la manera como él veía todo. Compartían un secreto y no necesitaban hablar acerca de ello. Miraba fuera de la ventana, preguntándose si su padre llevaría uniforme y, en ese caso, si tendría una pistola. Se preguntaba también si su padre le permitiría cogerla. Lewis pensó que probablemente no. Pensó que su padre no llevaría pistola, de todas formas sería muy peligroso y no le permitiría jugar con ella. Las nubes casi rozaban los campos, de modo que el paisaje se percibía muy cercano. Lewis pensó que era posible que el tren se mantuviera aún atravesando campos y casas. Eso significaría que su padre le estaría esperando en el hotel Charing Cross. Pensó que podría sentirse enfermo y miró a su madre. Su expresión tranquilizadora sugería que estaba contemplando algo hermoso. Ella estaba sonriendo así que él la empujó suavemente para que le sonriera, y así lo hizo ella y él miró de nuevo fuera de la ventana. No se acordaba de si había almorzado ni sabía qué hora del día era. Intentó recordar el desayuno. Podía acordarse de haber ido a la cama la noche anterior, mientras su madre le besaba y le decía que vería a su padre al día siguiente y cómo se sobrecogió al oírla. Lo volvió a sentir en ese instante. Su madre lo llamaba mariposas en el estómago, pero no era eso exactamente. Era ser consciente de que tenías un estómago, algo a lo que normalmente no se presta atención. Decidió que si se sentaba y pensaba acerca de su padre y su estómago nunca más se sentiría enfermo. "


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