La muerte enamorada (fragmento)Theophile Gautier
La muerte enamorada (fragmento)

"Me preguntáis, hermano, si he amado: sí. Es una historia singular y terrible y, aunque ya tengo sesenta y seis años, apenas me atrevo a remover las cenizas de ese recuerdo. No quiero desairaros, pero no contaré semejante relato a un alma poco experimentada. Son acontecimientos tan extraños que no puedo creer que me hayan sucedido. Durante más de treinta años fui juguete de una ilusión singular y diabólica. Yo, pobre sacerdote rural, llevé en sueños todas las noches (¡Dios quiera que hayan sido sueños!) una vida de réprobo, una vida de hombre mundano y de Sardanápalo. Una sola mirada demasiado complaciente a una mujer estuvo a punto de causar la pérdida de mi alma; pero, al fin, con la ayuda de Dios y de mi santo patrón, llegué a dominar el espíritu maligno que se había apoderado de mí. Mi existencia se había complicado con una existencia nocturna absolutamente distinta. Durante el día, yo era un sacerdote del Señor, casto, dedicado a la plegaria y a ocupaciones santas; por la noche, desde el momento en que cerraba los ojos, me convertía en un joven caballero, experto conocedor de mujeres, de perros y de corceles, que jugaba a los dados, bebía y blasfemaba y; cuando despertaba, al rayar la aurora, me parecía, por el contrario, que dormía y soñaba que era sacerdote. De aquella vida sonambulesca me han quedado recuerdos de objetos y palabras contra los que no puedo defenderme y, aunque no haya traspasado nunca los muros de mi casa parroquial, se diría, al oírme, que soy un hombre que, de vuelta al mundo por haber conocido todo, ha ingresado en religión y quiere terminar en el seno de Dios unos días excesivamente agitados, antes que un humilde seminarista que ha envejecido en una parroquia ignorada, en el fondo de un bosque, y sin relación alguna con las cosas del siglo. "


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