Años efervescentes (fragmento)Auguste von der Decken
Años efervescentes (fragmento)

"Los estados, al igual que avanza la humanidad, son inaugurados y su palabra resuena cien años después. Goethe. Tasso.
Inicialmente cabría señalar cierto atisbo de silencio que crece desde el extremo del mundo. Hebbel sobre Goethe.
¡Está aquí, Christel!, gritaba una chica abriendo rápidamente la puerta de un salto.
La pequeña habitación era frecuentada por el crepúsculo de las mañanas de noviembre y apenas contenía una simple cama y algunas sillas.
"Pero todo está tan oscuro", continuó la joven. Se acercó a la ventana, descorrió las cortinas y miró cómo la nieve se agitaba lentamente. Sintió un escalofrío y regresó a la cama. La figura de una joven se enderezó justo en medio, abrió los ojos y dijo: "¿Cómo llegas tan temprano, Gusti?"
Auguste de Kalb, acercó una silla a la cama, se sentó y tomó entre las suyas la pequeña mano blanca de la novia.
Las dos chicas eran muy diferentes; la morena parecía tan fresca, exuberante, solían llamarla Gussie; en cambio, Christel Lassberg, era una joven rubia de ojos azules, de carácter muy tierno y suave. Sus ojos parecían esconderse bajo los párpados y hasta el óvalo de su rostro, se retraía en medio de una inmovilidad tranquila que contrastaba con la esbeltez de su sonrisa. La madrugada no había impedido vestirse de fiesta a Auguste. Llevaba un traje con volantes y unos bucles adornaban sus rizos negros, de acuerdo con sus mejillas de color rojo amarronado.
"Tengo tantas cosas que contarte", dijo rápidamente, tocando con sus dedos los de la novia.
"Ayer por la tarde, después de que se hubieron marchado, mi hermano vino y me dijo que él y su huésped llegarían mañana.
¡Oh! ¿En el día de hoy?, dijo Christel alborozada. "



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