El sueño de Karin Brandt (fragmento) "A solas con Magnus, Karin vio pasar el largo y crudo invierno. Se acercaba la Navidad. La blanca nieve, el sol brillando sobre las deslizantes abrazaderas, y los niños jugando en los trineos. Para ella era como si nada de esto le insuflara verdadera vida. En aquellos días debería cantar y regocijarse, pero con inútil frecuencia recordaba cómo todo la dejaba indiferente. Sólo vivía allí y aguardaba la llegada de una carta, que leería con la misma dicha de antaño. Se sentía como un ladrón que teme ser capturado. Lamentablemente, no podía escribir porque todos sus pensamientos adolecían de tristeza desde el día en que sintió que su corazón fue traicionado y lloraba. No veía ningún atisbo de esperanza. No tenía a nadie con quien hablar, nadie podía decirle una palabra de consuelo. Aquel secreto se había convertido en una pesada carga, y el largo plazo de la espera la torturaba y la llenaba de ansiedad. Un día recibió una carta de Cecilia y la leyó, llena de tristeza, fuerza y esperanza. Y concluía así: "Mi padre todavía quiere verme. Le escribí y le pregunté, pero no creo que haga nada al respecto. La abuela se ha portado muy bien conmigo, y me permite quedarme todo el tiempo que necesite. No puedo vivir si tengo que sentir todos los días que no soy nadie de provecho. Es lo que le dije a la abuela, y ella me comprendió. A pesar de su ruda apariencia, pronto te das cuenta de que tiene un corazón de oro. A pocos Kilómetros de aquí, he de decirte que vive un viejo capitán con su esposa. Probablemente nunca habrás oído hablar de ellos, pero son parientes lejanos de nosotros. He hablado con la abuela acerca de encontrar trabajo. Pero ella dice que no hay nada que se ajuste a una chica de buena familia. Al menos en la casa me siento útil y puedo ayudar. Fui a visitarles una vez y me complació ver que, a pesar de su edad, son tan felices, si bien la vieja tía no es muy fuerte. Me siento muy feliz. En este extraño mundo debe ser una desgracia no poder trabajar cuando se es joven y se puede hacerlo. Por lo tanto, intento alejar de mí esta vana tristeza. De lo contrario, me podría haber visto forzada a contarle a nuestro padre mi dolor, aunque me gustaría poder sincerarme con él. " epdlp.com |