La paciencia de la araña (fragmento)Andrea Camilleri
La paciencia de la araña (fragmento)

"Para ser un puente le faltaban los pretiles, aunque tenía unas grandes redes metálicas de protección; pero su forma tampoco era la de un paso elevado porque lo habían hecho en arco, como un puente. Al fondo destacaba una colina en cuya cima se levantaban en imposible equilibrio los dados blancos de unas cuantas casuchas medio deslizadas hacia abajo. Sin duda se trataba de las viviendas de Brancato de Arriba, mientras que de las de Abajo aun no se veía ni siquiera un tejado. En cualquier caso, el pozo debía de estar por allí. Montalbano se detuvo a unos veinte metros de distancia del paso elevado, bajó y empezó a mirar alrededor. La carretera estaba desierta. Desde que girara en el cruce sólo había tropezado con el carretero. Después vio un campesino removiendo la tierra con una azada. Y nada más. En cuanto se ponía el sol y caía la oscuridad, en aquella carretera no debía de verse nada de nada. No había ningún tipo de alumbrado, ni casas desde las cuales pudiera llegar un poco de luz.
Entonces, ¿dónde se habían apostado los secuestradores para observar si aparecía el automóvil del ingeniero? Y sobre todo, ¿cómo se las habían arreglado para saber con toda certeza que era el coche de Peruzzo y no otro que, por puro milagro, acertara a pasar por allí?
Cerca del paso elevado, cuya utilidad no conseguía comprender no había ni matorrales ni muretes donde esconderse. Incluso en medio de la oscuridad de la noche, aquel lugar no ofrecía la menor posibilidad de esquivar la luz de los faros de un automóvil. ¿Entonces? Un perro ladró. Impulsado por la necesidad de contemplar un ser vivo, Montalbano lo buscó con la mirada. Y lo vio. "



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