El castillo de Kostenitz (fragmento)Ferdinand von Saar
El castillo de Kostenitz (fragmento)

"Desde entonces, no se atrevía a acercarse a las ventanas. Sentía pánico de estar a la vista y que alguien pudiera adivinar los deseos que afligían su alma. Tenía que asumir la responsabilidad por sí misma. Su alta figura, el fuego de sus ojos oscuros, la tez bronceada, orgullosa, contrastaba con el corto pelo rubio y el fino bigote de color rojizo que flotaba ante ella en las horas solitarias de sus sueños. ¡Cuántas veces había deseado entrar en la habitación de la criada, desde donde podría, sin preocuparse de nadie, sentirse más cerca del conde. Ahora tenía la repentina convicción de que, de algún modo, los entorchados y misterios hilos que tejen los pensamientos habían alcanzado el espíritu del conde.
La joven continuó con su extraña renuencia a ir al parque, en aquel aparente ánimo hostil y variable como el viento que soplaba a través de las copas de los árboles húmedos y gélidos. Clotilde apenas abandonaba su habitación algunas veces por la tarde.
El cielo azul del luminoso y brillante día de julio enmarcaba el anhelo infinito que osa hollar el paisaje del corazón. Sentía la confusa y aterradora soledad que susurraba el eterno deseo que movería su alma. Además, el riesgo de encontrarse con el conde en el parque parecía imposible durante las horas de la mañana. Debido a que él acostumbraba amontar a caballo en campo abierto. Debería esperar a que cayera la tarde. "



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