Don Juan de la Mancha (fragmento)Robert Menasse
Don Juan de la Mancha (fragmento)

"El celibato—por desgracia ése era mi pensamiento en aquel momento, y así lo expresé—ahorra dos tipos de experiencia que son inevitables con el otro sexo: el aburrimiento y el dolor, es decir, el jadeo, por así decirlo en espera de un pronto más allá, en los brazos de una mujer honesta o, peor aún, una no honesta. Dije: o el buen Amor, o un amor bueno para un mal juego.
—¡Tú y tus chistes malos! —dijo Christa, mientras yo preparaba un baño de asiento con una infusión de salvia y manzanilla.
Se fue sin ducharse. Tenía prisa, tenía que irse a clase. Era profesora de lenguas clásicas. Yo estaba metido en la bañera, estaba helado y ardía. No quería ponerme nunca más en sus manos, en las manos de una mujer. Por otra parte: no sabía qué otra cosa hacer, salvo lo que tenía que hacer.
Es un error creer que se deja de tener sexo cuando se deja de tener ganas de sexo. Al contrario, nunca he tenido una vida sexual tan excesiva como ahora, cuando el sexo me aburre.
Esto tiene dos motivos: en primer lugar, ya no estoy nervioso. ¿Por qué iba a estar nervioso en una situación que me aburre? El nerviosismo menoscaba mucho más la virilidad de lo que podría hacerlo el aburrimiento. El nerviosismo en la cama es humano, en cambio la reacción sin pensar a los estímulos es animal. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com