Abdías (fragmento)Adalbert Stifter
Abdías (fragmento)

"Así sería, por ejemplo, en el caso de un torrente que se precipitara con estrépito en el espejo plateado del agua y en el que un niño cayese: el agua se arremolinaría luego dulcemente en torno a él sobre sus rubios rizos; el niño desaparecería y, de nuevo, reaparecería el tranquilo espejo del agua en la naturaleza. O, también, en el caso de un beduino que cabalgase bajo las oscuras nubes de su cielo y sobre la dorada arena de su desierto y le cayese un rayo luminoso sobre su cabeza, sintiendo en su cuerpo una sacudida eléctrica y escuchando todavía —ya casi inconsciente— los truenos y, luego, nada más.
En primera instancia, estos son hechos fatídicos y terribles, el último eslabón de lo que puede acontecer. Para nosotros, se trata del destino y, por tanto, de algo que se nos impone; ante todo esto, la persona noble se somete con actitud resignada, mientras que la plebe se deja arrastrar cuando sucede lo más trágico, o lo toma en vano y entonces comete una suerte de delito. Pero, en realidad, lo que se produce no es ni el hado ni el destino, sino más bien una alegre y florida cadena que circunda todo el Universo: una cadena de causas y efectos. En el cerebro del ser humano ha sido arrojada la más bella de estas flores, que es la razón. "



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