Porvenir, de El vigía melancólico "Cuando tiemblen de pánico los poderosos ricos cuando en señal de miedo levanten sus manos serenas ante el fuego las casas se derrumben los desnudos cadáveres tirados por los caminos iremos a contemplar la sonrisa de los muertos caminaremos muy lentamente con los ojos cautivados registrando con los pies bajo los patíbulos de las mandrágoras sin pensar en los heridos sin lamentar sus vidas. Correrá la sangre y sobre los rojos pantanos inclinados contemplaremos serenamente nuestros rostros miraremos en los trágicos espejos la muerte de los amantes y la caída de las casas tendremos mucho cuidado en conservar puras nuestras manos y de noche lo mismo que Nerón admiraremos el incendio de las ciudades el desplome de los muros y como él con indolencia cantaremos cantaremos el fuego la nobleza de las fraguas la fuerza de los zagales los gestos de los ladrones la muerte de los héroes y la gloria de las antorchas que forman una aureola alrededor de cada frente la belleza de la primavera y los amores fecundos la dulzura de los ojos azules que la sangre satisface el alba que despunta y el frescor de las olas la dicha de los niños y la eterna existencia. Pero no cantaremos más ni el mirto de las viudas ni el honor de obedecer ni el son de los cañones ni el pasado pues la claridad del nuevo día, no hará que vibre siquiera la estatua de Memmon luego bajo el sol se pudrirán los cadáveres y muchos otros hombres que morirán en libertad el sol y los muertos en las tierras que se siembran darán la belleza rubia y la fecundidad y más tarde cuando la peste haya purificado la tierra en dulce paz viviremos los bienaventurados hombres, apacibles y puros pues los lagos y los mares serán suficientes para lavar la sangre de las manos." epdlp.com |