Espero la noche para soñarte, revoluciónNivaria Tejera
Espero la noche para soñarte, revolución

"Yo espero la noche para soñarte, revolución.
En cada espacio de sombra más allá de los ojos, en la que éstos se extienden a no dormir, tu sueño reaparece.
Y esta sombra proyecta la cámara refringente a un abismo mayor en el que los sentidos apresados se despojan de sus relieves diseminándolo, tanteando así un reposo al planeo de tu persecución.
Y la pesadilla de lo que fuera un sueño apunta con su discóbolo de Mirón y da de lleno en mi traza.
Y una avalancha de ceniza se cierne sobre ella.
¿Cómo empezar este libro?
Siente un remolino dentro, fuera, alrededor de su cuerpo, en todo cuanto mira y oye y respira. En Creta y en otras islas cercanas hay remolinos como éste tallados en las piedras. Al parecer, allí tenían un significado místico.
Ella -que ha sido tantas personas a la vez- se halla de repente convertida en la más pasiva y ajena bola de contradicciones conteniendo la tesis y la antítesis. A veces es una roca, a veces una dínamo. Loca y cuerda. Salta de esto a lo contrario, o a lo que no se asemeja ni a lo uno ni a lo otro, frente a la perspectiva de ese desmantelamiento de recuerdos. Resbalando por la cascada de tan antiguas sensaciones aparece como una espiga de trigo ante la hidra de cien cabezas. O uno de esos monstruos con millones de ojos. Encogida en la cama (se diría una semicorchea colgada entre esas horas trágicas de las dos a las cinco de la tarde), alicaída, sola, implacable también con su boca de Voltaire de dama socarrona, acechando los cuatro humores concentrados con agua de avispas viejas dejadas al sereno... Su propósito agazapado le hace creerse una de esas cajitas dementes que siempre contienen otra y otra ad infinitum. "



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