Don Segundo Sombra (fragmento)Ricardo Güiraldes
Don Segundo Sombra (fragmento)

"Fabio descubre el mar, el gaucho no se arrodillaba ante nadie, su rumbo era el que el cuerpo mandara, su horizonte la Pampa infinita. Nuevas curiosidades para él, los médanos, el mar de abajo para arriba surge algo así como un doble cielo, que vino a sentarse en una espuma blanca muy cerca de donde yo estaba. Llegaba tan alto aquella Pampa azul y lisa que no podía convencerme de que fuera agua. Me hubiera gustado quedarme un rato si más no fuera contemplando el espectáculo vasto y extraño para mis ojos.
(...)
Fabio ya de estanciero cabalga junto a Don Segundo. Estaba por vivir un momento triste. El momento en que en mi vida representaría, más que ningún otro, un desprendimiento. Tres años habían transcurrido desde que llegué como un simple resero a trocarme en patrón de mis heredades. ¡Mis heredades! Podía mirar alrededor, en redondo, y decirme que todo era mío. Esas palabras nada querían decir. ¿Cuándo en mi vida de gaucho pensé andar por campos ajenos?¿Quién es más dueño de La Pampa que un resero?. Me sugería una sonrisa el solo hecho de pensar en tantos dueños de estancia. ¿Dueños de qué? y esa tarde iba a sufrir el peor golpe. Don Segundo le da la mano a Fabio. Después se aleja cabalgando. Fabio se queda mirándolo. Resultaba ya imposible retenerlo. El estaba hecho para irse siempre. Y tres años de permanencia en un lugar lo habían saturado de inmovilidad. Un rato ignoré si veía o evocaba. Me dije, ahora va a bajar por el lado de la cañada. Recién cuando cruce el río lo veré asomar en el segundo repecho. Sombra, me repetí. Rezar, dejar sencillamente fluir mi tristeza. No sé cuántas cosas se amontonaron en mi soledad. Eran cosas que un hombre jamás se confiesa. Centrando mi voluntad en la ejecución de los pequeños hechos, di vuelta mi caballo y lentamente me fui para las casas. Me fui como quien se desangra."



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