Babel 11 (fragmento)Rafael Gutiérrez Girardot
Babel 11 (fragmento)

"RGG.- Sanín Cano fue un ejemplo de conocimiento, de apertura hacia otros mundos, de esfuerzo por aprender lenguas y transmitirlas.
Pero hay una cosa que a mí me pone escéptico frente a Sanín Cano y es su relación con Guillermo Valencia. Él ha dicho sobre Valencia cosas que no son aceptables desde ningún punto de vista y que pueden demostrar que su cosmopolitismo era limitado y que podía tener una mentalidad muy municipal.
Es cierto que fue un izquierdista sentimental y que tuvo que soportar desde la ira de Laureano Gómez hasta las peroratas de Germán Arciniegas, que era de su mismo partido, el liberal. Pero hacia dentro —su visión de la literatura colombiana— es elemental y poco crítica. Letras colombianas, por ejemplo, es un libro desilusionante, una suma de artículos sin ninguna conexión.
A Sanín Cano hay que reconocerle naturalmente su actitud rebelde, en ciertos casos, y su afán por divulgar la literatura extranjera entre nosotros. Rafael Maya, en cambio, fue una personalidad intelectual ambigua. Tenía una formación más sólida que la de Sanín Cano y hay ensayos suyos sobre Dante, Cervantes, Carrasquilla que muestran un conocimiento y una penetración considerable de esos autores. Sin embargo vienen las dudas cuando se confronta su catolicismo visceral. ¿Cómo es posible esta doble personalidad: su interés en grandes autores y sus poemas a Jesucristo? Esto pone en tela de juicio su trabajo literario y exige entender la enorme influencia del catolicismo contrarreformista en los intelectuales colombianos.
BABEL.- Muchos estudiantes manifiestan tener unos maestros en la universidad, que después de cinco años de pregrado, los dejan sin la suficiente preparación.
RGG.- La reforma de Córdoba enseñó que hay que sustituir con esfuerzo propio lo que no nos da la universidad. Yo no veo por qué motivo los estudiantes deben aceptar la humillación que les dan los profesores de saber todo a medias, o ni siquiera a medias. Me parece clave que tengan la iniciativa de que ellos mismos sustituyan lo que no les da la universidad, que ellos mismos tengan conciencia de que ellos son la universidad y si la universidad no les da lo que ellos piden, que ellos hagan su universidad.
BABEL.- ¿No hay el peligro del autodidactismo proclamado peligrosamente por Fernando González y Estanislao Zuleta?
RGG.- Hay un peligro relativo en el sentido de que se cambia una autoridad por otra. Pero de lo que se trata no es de cambiar una autoridad, sino de crear inteligencias, ideas, proyectos.
BABEL.- ¿Cuál es la tarea del intelectual en medio de las llamadas corrientes de la posmodernidad?
RGG.- Yo creo que la llamada posmodernidad es una especie de acompañante del neoliberalismo. El neoliberalismo es una falsa libertad, una falsa oferta de varias posibilidades. Los posmodernismos son un acompañante ideológico de un anacronismo que considera no necesitar la inteligencia.
Incluso para los filósofos posmodernos más radicales los intelectuales no existen, no tienen sentido. Si una tarea del intelectual es la crítica y ya todo es válido por sólo existir, ¿entonces, para qué intelectuales? La posmodernidad ha suprimido el pensamiento. Esto hace más fuerte la necesidad del intelectual: su honradez, su sinceridad, su sentido del rigor, el desafío de no dejarse seducir por ninguna de estas modas y cuestionarlas. "



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