Señoría (fragmento)Jaume Cabré
Señoría (fragmento)

"Y él, gracias al arrogante menosprecio con que el nuevo rico se mira a los pobres que ayer eran como él, contribuyó a hacer más sólidos esos rencores. Y como siempre, la amenaza de que el Capitán General se decidiera a quitárselo de encima, que corre el rumor de que tiene mucho interés en que yo no le sobreviva en el cargo. Ahora bien, todo eso no era nada comparado con su nueva inquietud. Don Rafael respiraba temeroso, hacía ya unos días, pensando, Dios mío, cuándo, cuándo colgarán de una vez a ese Andreu y así podré tratar de volver a vivir tranquilo. Y esta idea no le abandonaba desde hacía un tiempo y se iba transformando en una mortificación que amenazaba con desbancar sus dulces afanes por la inaccesible doña Gaietana. Y en el fondo, también pensaba cuándo llegará el día en que Setúbal desaparezca de mi vida. Qué desasosiego es vivir.
Don Rafael exhaló un suspiro y tomó su volumen de la obra de Dalmases, Tratado básico de auscultación celeste. Se le abrió por las páginas donde se hablaba de la constelación de Orión. Hacía días que no abandonaba aquel libro porque las últimas noches en que el cielo se había mostrado sereno las había pasado en el jardín, al lado del parterre rebosante de flores, interrogando al cielo como si fuera doña Gaietana, mi amor, paseando por entre las pobres Pléyades, las perseguidas, y por Tauro, que las protegía. "



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