Andrea Delfin (fragmento)Paul von Heyse
Andrea Delfin (fragmento)

"-¿Después de todo, donde están esos elementos sobre los cuales una república genuina con instituciones libres puede ser formada? Vosotros tenéis una clase gobernante y una clase gobernada, soberano de cientos y acosado por miles. ¿Dónde están los ciudadanos, sin los cuales la administración libre de una ciudad es una imposibilidad? Vuestros nobles se han asegurado de que el hombre común no haya madurado lo suficiente para desarrollar una forma de pensar de un ciudadano, el sentirse responsable, y tener que hacer verdaderos y concientes sacrificios para conseguir grandes objetivos. Ellos nunca han permitido a los plebeyos involucrarse en cosas del estado. Pero debido a que el gobierno de ochocientos tiranos es demasiado lento, existiría demasiado desacuerdo, y perdería demasiado tiempo con estancadas burlas para tener un efecto poderoso en el mundo exterior o en los asuntos internos, estos caballeros se han esclavizado a sí mismos y creado la burla de un triunvirato irresponsable, que se ha originado al menos entre ellos mismos. Los ciudadanos han preferido verse a sí mismos caer víctimas de su ídolo de triple cabeza, sin ninguna ley o derechos legales, a una vida bajo la protección de las leyes y los derechos, que los harían iguales a todos.
(...)
-Las semillas de una clase media de ciudadanos, de la cual ahora una nueva vida debería haber crecido para la República, se han podrido debido al sistema de terror que ha durado siglos. Mediante una red de confidentes habilidosos, toda confidencialidad, toda honestidad, seguridad y amor por la libertad han sido extinguidos, y el edificio, que pareció ser construido tan hábilmente y ser tan perdurable, podría colapsarse, tan pronto como el cemento del miedo desaparezca de sus bases.
-Sus razones pueden ser buenas-, contestó Andrea después de una pausa, pero son las razones de un extranjero que no tiene nada que perder al declarar que esta República ha sobrevivido a su tiempo y ha sido condenada a su caída. Usted difícilmente convencería a un veneciano que la enfermedad de su viejo pueblo de origen no merece un intento final para ser curada.
-Pero usted no es veneciano-
-Está en lo correcto, soy solo de Brescia, y mi pueblo ha sangrado abundantemente bajo el azote de Venecia. Sin embargo, no puedo dejar de sentir compasión por estos hombres desesperados, que intentan cortar el creciente cáncer de este gobierno del terror con un cuchillo. Sea que consigan su objetivo o no, está escrito en las estrellas. Mis ojos son débiles, no renuncio a leer esta inscripción."



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