El comienzo de la primavera (fragmento)Patricio Pron
El comienzo de la primavera (fragmento)

"Antes de abandonar la sala, Martínez preguntó: «Mühsam, ¿volvió usted a verlo?». «No», respondió Schrader sin mirarlo, con los ojos enfocados en la ventana por la que se veía el jardín trasero. «Fue detenido por los nazis el día siguiente al incendio del Reichstag, el veintiocho de febrero de 1933. Murió luego de ser torturado por las SA en el campo de Oranienburg diecisiete meses después. No he vuelto a Berlín. Márchese ahora —añadió—. El tren nunca espera por nosotros.»
No recuerda los motivos de la reunión porque probablemente no los hubiese. En la casa todos los faroles estaban encendidos; atraían como insectos a los invitados, que se quitaban los abrigos en el vestidor, reían y se desplazaban por la casa como libélulas en una noche de verano. Él había bebido demasiado, piensa el hombre que recuerda, el que sólo por esta noche se llama Dietrich Hessling. De hecho, incluso antes de que llegaran había ya tomado demasiado, y en la mesa alguien comentaba las circunstancias del último estreno teatral que él, que sí sabía de teatro, que había dirigido puestas de Shakespeare y de Moliere que habían recogido elogios de la, por otra parte, provinciana prensa de la ciudad, dejaba pasar con indulgencia, bebiendo, dejándoles el esfuerzo de la conversación a los otros porque esa tarea no le interesaba y porque desde su asiento podía ver una fotografía en la que una mujer de rizos sobre la frente posaba en un estudio mirando pudorosamente hacia un costado, como si no se la estuviera fotografiando. Y luego sucedió que alguno de los invitados mencionó el nombre de otra mujer, una que él había conocido bien porque había sido actriz y había estado a sus órdenes, y el nombre de esa mujer se superpuso a la imagen que él miraba como si la estuviese contemplando a través de un vidrio partido que dibuja en el rostro una cicatriz y sintió asco, y deseó estar solo, o quizás pensó que ya lo estaba y soltó esas palabras que ya no quiere escuchar, que no quiere permitirse a sí mismo repetir mientras el tren sigue indiferente su camino. "



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