Regreso a casa (fragmento)Natasha Radojcic-Kane
Regreso a casa (fragmento)

"Hacía demasiado calor en el incipiente mes de octubre y sudaba copiosamente con su camisa de cuello alto de lana durante el trayecto de tres horas en autobús desde la estación ferroviaria de Split, donde había llegado procedente de Sarajevo. Había pasado la noche en un crujiente banco de madera de la sala de espera, sirviéndose de su maleta como almohada. No habiéndose duchado en dos semanas, sentía vergüenza de quitarse el suéter. Además del olor, no llevaba camiseta y la piel fresca de su cicatriz podría incomodar a los otros pasajeros. Evaluando las condiciones de viaje de sus compañeros de jaula, pensó que al menos él no estaba cubierto de plumas.
-Escuché que le decía al conductor que justo regresa del frente –le comentó un joven sentado junto a él. ¿Qué se siente en Sarajevo?
-Solía ser una ciudad grande –respondió Halid, esperando que su respuesta hiciera callar al joven. Ahora sólo quedan cenizas.
-Yo voy a ir allí. Reabrirán las escuelas de comercio el próximo mes. En dos años me habré licenciado como técnico electricista.
-Felicidades.
Estaban llegando al pueblo de Halid. Pronto podría levantarse. Lo único que tenía que hacer era ignorar al intruso un poco más, así que fingió estar interesado en las vistas que podían verse desde las ventanas del autobús.
Percibió los familiares giros que encaminaban el estrecho sendero hacia el Dinara. El espeso bosque montañoso separaba a los rudos montañeses que consumían copiosamente aguardiente rakija de los dóciles habitantes de la costa. A la izquierda de Halid se abría un canal vacío, uno de las múltiples proyectos comunistas fallidos. Fue diseñado al final de los años setenta para traer agua después que una sequía de diez años hubiera destruido varias cosechas. El líder comunista local, autoproclamado “hijo leal de la tierra seca” urdió un plan para acabar con los campos que bordeaban la carretera y forjar un canal de agua. Casi todos en el área vivían de la tierra y se habían visto reducidos a una miseria casi total por la sequía. Los jóvenes, incluido Halid, se ofrecieron voluntarios para trabajar en el canal, lo que les permitió no asistir a las clases de secundaria y pagar su manutención durante dos meses. "



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