Finales de partida: La modernidad irreconciliable (fragmento)Albrecht Wellmer
Finales de partida: La modernidad irreconciliable (fragmento)

"Verdad sólo la tiene el arte como apariencia de lo que carece de apariencia", resume Adorno en un pasaje central de la Teoría estética. En otro lugar dice: "En este aparecer un no-ente como si fuera un ente tiene su aguijón la pregunta por la verdad del arte". Y: "Pero como el arte, cual un borrón negro, lleva colgado lo que aún no es, a través de toda su mediación no puede ser sino memoria de lo posible contra lo real que eliminó aquello posible, algo así como una reparación imaginaria de la catástrofe que representa la historia universal, una libertad que no fraguó al quedar sujeta al hechizo de la necesidad, y de la que es incierto si será alguna vez. [...] La experiencia estética es la experiencia de algo que el espíritu no tendría ya ni del mundo ni de sí mismo, posibilidad, prometida por su imposibilidad. El arte es esa promesa de felicidad que siempre queda rota como promesa".
Estas frases contienen el núcleo de la interpretación que Adorno hace de lo bello en el arte en términos de filosofía de la reconciliación. La obra de arte tiene su contenido de verdad en que se convierte en "escritura en espejo" de un "absoluto" oculto en negro, en "escritura en espejo" de la "reconciliación". Y en todo ello la obra de arte es a la vez apariencia de lo que no aparece, de un no-ente, apariencia de una epifanía de lo absoluto. Esta apariencia de una epifanía de lo absoluto pertenece a la estructura de la "genuina experiencia estética frente a la obra de arte auténtica": el contenido de la verdad del arte es inseparable de su (del arte) carácter de apariencia. "



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