Viajes, fábulas y otras travesías (fragmento)Manuel Vicent
Viajes, fábulas y otras travesías (fragmento)

"El ciudadano de Ámsterdam goza de cierto desenfado cosmopolita, un poco frívolo; en cambio, Róterdam aún conserva la ética del trabajo, absolutamente fiable; en La Haya están los grises burócratas cerrados; y por el Sur, en Liburg, parece que cunde algo de alegría e incluso se celebran carnavales. Holanda es el país más poblado, más industrializado y más democratizado del mundo. Católicos y protestantes se reparten la fe al 40% y el resto practica la Tora o carece de cielo y pasa por la vida sin desesperarse demasiado; pero el calvinismo, con su moral puritana y la redención de las penas del infierno por el trabajo, ha inundado cualquier clase de creencia, desde la papista romana al ateísmo.
A simple vista, los holandeses son como alemanes de regadío. Tienen la dicha del pie húmedo y la tozudez, agresividad y dureza centroeuropea; aunque no han perdido el método, se ven aquí un poco macerados por el aire mojado. Holanda es una llanura donde no sobresale nada ni nadie, si se quitan varios genios y algunos locos. En este paraje la tradición consiste en no destacar para evitarse molestias. Se trata de una costumbre muy arraigada. No se divisa un solo rico en la calle. Los aristócratas, emparentados en su mayoría con la nobleza germánica, habitan casas de campo y castillos en zonas fronterizas de Gelderland o de Overijssel, lejos de la corte de La Haya, cuyo aburrimiento es legendario. Celebran fiestas y cacerías de faisanes dentro del más riguroso pudor, aparean su riqueza con sociedades anónimas y ellos se extinguen cruzándose la sangre entre sí. Los ricos existen, pero van de incógnito. "



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