Mozart. Sociología de un genio (fragmento)Norbert Elias
Mozart. Sociología de un genio (fragmento)

"Un pequeño episodio ilustra la relación entre los padres y el hijo de forma muy expresiva. Están a punto de dejar Múnich; de nuevo las esperanzas de una colocación se han visto frustradas. En la corte del príncipe elector no se ha podido conseguir nada. Mozart escribe una larga carta a su padre antes de partir. Decepcionado por el fracaso, le pregunta entre otras cosas si no debería esforzarse para conseguir un contrato en la ópera, una scrittura, en Nápoles. Allí se le conoce; le han contado que allí se sabe que nadie toca como Mozart. Tiene en este momento 21 años y en esta carta del 11 de octubre de 1777 se expresa con tales frases que delatan su estimación y su actitud hacia su padre:
"Ahora puedo escribir la carta a Nápoles cuando quiera; pero cuanto antes, mejor: pero antes quiero saber la opinión del señor Mozart, el Kapellmeister cortesano más razonable de todos; tengo un deseo imperioso de volver a escribir una ópera. El camino es largo, es cierto; pero también estamos todavía bien lejos del momento en que yo debería escribir esta ópera; muchas cosas pueden cambiar hasta entonces, creo, sin embargo, que se podría aceptar si en este tiempo no consigo una colocación al servicio de un señor, entonces aún tendré la salida de Italia. En carnaval tengo mis 100 ducados: cuando haya escrito a Nápoles, se me buscará por todas partes. También hay primavera, en verano y en otoño, como bien sabe papá, una ópera bufa que se puede escribir como un ejercicio, sin gran esfuerzo. Es cierto que no se gana mucho, pero algo es algo; y con ello se gana uno más fama y crédito que dando cien conciertos en Alemania. Y estoy algo más complacido porque he de componer lo que es mi única alegría y pasión. Ahora bien, aunque consiga una colocación al servicio de alguien o pueda encontrar un empleo en algún sitio, aun así me inclino más por la scrittura, me llama más la atención y me es más estimable. Pero, sólo son palabras, digo lo que me sale del corazón. Si papá me convence con sus explicaciones de que no tengo razón, en un instante haré lo que me diga aunque a desgana, porque sólo con oír hablar de una ópera, sólo con estar en el teatro, al oír afinar los instrumentos siento que se me arrebata por completo el corazón."
Mientras Mozart se desahoga así sobre sus planes, su madre está atareada con la dura labor de hacer las maletas. Todavía tiene el tiempo y la energía para añadir a la carta de su hijo una postdata:
"Y yo estoy sudando, el agua me corre por el rostro de tantos esfuerzos con las maletas, al diablo con los viajes, tengo la sensación de que me romperé por la mitad de cansancio... Adiós, un millón de besos..."
La imagen de la madre no está bien perfilada en las fuentes documentales como la del padre. Aquí se puede vislumbrar algo de ella como en una instantánea. Entretanto, el padre está en Salzburgo lleno de impaciencia, empieza las cartas antes de tener la respuesta de la última. Sufre, apremia y advierte:
"Por el amor de Dios, si os habéis quedado tanto tiempo en Múnich donde no había esperanzas de ingresar ni un cruzado, es decir, casi tres semanas, entonces llegaréis lejos"
La intención de hijo de escribir a Nápoles es aprobada a vuelta de correo. Pero no puede privarse a añadir: "Por lo demás, ya había pensado en ello hacía tiempo" Y lo repite de nuevo el 15 de octubre: "Lo que tú escribiste sobre la ópera en Nápoles, es una idea que ya había tenido yo. "



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