Barcelona y sus misterios (fragmento) "Tomó, pues, una hacha, que procuró escoger, y se puso de pie en mitad del puente con el hacha al brazo y una especie de tranquilidad y calma que hubiera espantado á quien le hubiese contemplado en un tan cercano como terrible peligro. La calma y la figura de Diego, arma al brazo, como decimos, de pie é inmóvil en mitad del puente, contrastaba de una manera particular con la ansiedad y continuo movimiento de los demás de la tripulación. El pirata estaba ya cerca, distinguiéndose sus hombres y hasta sus feroces fisonomías en la murada, armados y con las cuerdas y los ganchos dispuestos para arrojarlos á bordo del negrero. Con un tino admirable el timonel del pirata puso la proa al negrero como si intentase ponerle la punta del bauprés en el costado de estribor, y cuando el extremo del palo parecía que estaba próximo á rozar al negrero, desvió tan hábilmente y con tanto pulso, que los dos buques se hallaron casi rozando y perfectamente paralelos en el agua. -¡Hurra! gritó con voz estentórea el capitán pirata. Instantáneamente los ganchos fueron arrojados á bordo del negrero, lanzándose sobre él y hacha en mano los piratas. -¡A ellos, muchachos! gritó seguidamente el capitán negrero. La tripulación del negrero, á la banda de estribor, recibió el primer empuje parando y devolviendo hachazos que los piratas menudeaban con una rapidez extraordinaria. Diego, inmóvil e impasible en su sitio, dominaba la horrible y sangrienta escena, pasando rápidamente sus ojos centelleantes de popa á proa, porque la línea del combate era la de lo largo de los buques. " epdlp.com |