La hierba de las noches (fragmento)Patrick Modiano
La hierba de las noches (fragmento)

"Creo que estaba equivocada. Es ahora, decenas y decenas de años después, cuando intento descifrar las señales en morse que me envía desde lo hondo del pasado ese interlocutor misterioso. Pero entonces me conformaba con vivir al día sin hacerme demasiadas preguntas. Y, además, a las que le hice a ella –no eran muchas y no insistía mucho al preguntarle– nunca me contestó. Salvo una noche, con medias palabras. Hasta pasados veinte años no supe, por el expediente que me dio el tal Langlais, en qué «asunto muy feo se había metido», como decía Aghamouri. E incluso me había especificado: «Algo serio.» Sí, efectivamente, era serio. Había muerto un hombre, que no es poco.
Esta noche he hojeado el expediente de Langlais y he vuelto a dar con una de las páginas de papel cebolla donde aparecen unos detalles muy concretos que copio: «Dos proyectiles alcanzaron a la víctima. Uno de los dos proyectiles lo dispararon a quemarropa. El otro no se disparó ni a quemarropa ni a poca distancia... Han aparecido los dos casquillos correspondientes a las dos balas disparadas...» Pero no tengo valor para copiar el resto. Ya volveré a ello más adelante, un día en que haga bueno y el sol y el cielo azul disipen las sombras.
Íbamos cruzando el jardín de Les Tuileries. Me pregunto en qué estación estábamos. Ahora, mientras escribo estas líneas, me parece que estábamos en enero. Veo manchas de nieve en los jardines de Le Carrousel, e incluso en la acera por la que andábamos, orillando Les Tuileries. Al frente, una aureola de bruma envuelve las farolas de debajo de los soportales de la calle de Rivoli. Y, sin embargo, tengo una duda: podría ser principios de otoño. Los árboles de Les Tuileries todavía tienen hojas. No tardarán en caérseles, pero a mí el otoño no me hace pensar en el final de nada. Creo que el año empieza en el mes de octubre. Invierno. Otoño. Las estaciones cambian y se confunden en el recuerdo como si éste, con el paso de los años, viviera su propia vida, una vida vegetal, y no fuera nunca una imagen fija y muerta. Sí, las estaciones se mezclan a menudo; la primavera del invierno, el veranillo de San Martín... Cuando llegamos bajo los soportales estaba lloviendo, una lluvia muy fuerte o, más bien, uno de esos chaparrones que lo pillan a uno desprevenido en verano. "



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