Correspondencia con Lou Andreas Salomé (fragmento)Rainer Maria Rilke
Correspondencia con Lou Andreas Salomé (fragmento)

"Quizás, querida Lou, quizás. Pero mi situación ¿no es tanto peor por cuanto ha sido preparada en lo más profundo de mí, puesto que me he desarrollado hasta formar algo tan complicado? Un año de intervalo separa el Narciso y el poema del otro día, un año apático, y cuando vuelvo la vista atrás tengo la impresión de ser tal como ahora, todavía más entorpecido, más impenetrable, más muerto. Hasta que semejante tarea me haga justo levantar el brazo; pero con qué rapidez vuelve a caer y quedo sin poder recuperarme... Mi cuerpo se ha hecho semejante a una trampa; lo que recibía para transmitir, lo atrapa de un bocado y lo guarda; superficie llena de trampas en las que languidecen impresiones atormentadas; zona petrificada sin conductibilidad; y en las profundidades más alejadas, como en el seno de un astro que se ha enfriado, el fuego maravilloso que ya apenas puede brotar más que de modo volcánico, aquí y allá, como fenómenos que, para la indiferente superficie, son como una devastación, que siembra la confusión y el peligro. ¿No es acaso éste el esquema de una enfermedad real, esta descomposición de la vida en tres zonas, de las que la más superficial exige excitaciones, puesto que no puede ya ser alcanzada ni agitada por la violencia de los fuegos internos...?
¡Yo era uno en mi juventud a pesar de todas mis angustias!
Probablemente irreconocible en conjunto, pero totalmente reconocido, tomado a pecho, luego. Malo hasta la abyección, y sin embargo, tan misteriosamente apto para la curación. Que una alegría revoloteaba en torno a mi rostro... inmediatamente
invadía la más secreta región de mi alma; que respiraba el aire matutino... y la ligereza y el garbo inicial de la mañana me penetraban de parte a parte, alcanzando todos los grados de mi naturaleza; si, a veces, probaba un fruto, se fundía en mi boca, y sentía, al igual que una palabra del espíritu que se licuara, la sensación de su indestructible éxito en sí mismo, y el puro goce de ese fruto se esparcía con igual intensidad por todos los vasos sanguíneos visibles e invisibles de mi naturaleza. "



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