Au soleil de juillet (fragmento)Paul Adam
Au soleil de juillet (fragmento)

"En Meudon, una mañana del estío de 1830 Omer Héricourt dejó su habitación conyugal para ocultar las lágrimas causadas por la más dulce emoción. Elvira fue a darle un abrazo seguido de un largo beso que unía aún más sus almas en el aniversario de su hijo, que dormía cerca de ellos en su cuna. Sobre el corazón del esposo se cernía un vértigo singular.
Su mente parecía atravesada por los rayos del sol, que se filtraban por la ventana de su oficina y por las ramas colgantes de la hiedra, de la madreselva. Se sentía cansado y dichoso a la vez. Languidecía en la silla frente a la mesa plegable de la secretaria antes de afrontar los avatares de su trabajo. Fuera, se desplegaba el césped ovalado, entre el gran cedro oscuro, matorrales refulgentes como el carbón y claros tilos. Sus perros correteaban alborozados. El chirrido de una urraca se adueñaba del cénit. Las curvas del cielo vibraban. Los insectos zumbaban. Un gran abejorro de color terciopelo marrón se suspendía en el aire.
[...]
Sentía que no podía centrarse en el trabajo en ese instante. Tanta felicidad impelía a la vida. Las caricias, la dulzura, la devoción, la perspicacia, la elegancia y la alegría, todas las virtudes en suma de Elvira cautivaban la atención de su memoria. Se complacía sobre todo en rememorar el sabor de aquella piel sonrosada, su tersa cara, sus ojos claros, su mentón, sus hombros redondos y lisos, en la línea de dos señales que vaticinarán el amanecer del cielo, dos estrellas que lo hacían palidecer y casi difuminarse. Decidió que lo recordaría siempre. La frecuente voluptuosidad sería perdonada por su adolescente esposa, que yacía en un tálamo que semejaba un lago blanco bajo la tormenta en esas horas que las sombras se funden bajo el resplandor del centinela árabe. "



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