El hombre del Tráiler (fragmento)André Kaminski
El hombre del Tráiler (fragmento)

"El Profesor Pizier vive en un remolque. Con el fin de estar preparado, según dice. Está dispuesto para cualquier eventual huida. Sus maletas están preparadas. Dispone de diez bidones de gasolina y, en caso de ser necesario, podría escapar a África del Norte a través de Málaga y Algeciras sin necesidad de parar. Si "ellos" vinieran, no lo atraparían. Ya lo atraparon unas cuarenta veces. Lo encerraron en un campo unas cuarenta veces, pero él siempre lograba escapar. Hice una película acerca de la cuadragésimo primera vez. Si ves mi película, lo entenderás.
Pizier es profesor en la Sorbona de París, donde suele dar conferencias acerca de la educación especial. Afirma creer en la capacidad del ser humano de ser educado, incluso en el caso de los idiotas. Sólo hay una única excepción a esta regla, dice. Son los fascistas. A los fascistas no se les puede inculcar nada. Nacieron así y de esa forma permanecerán toda su vida. El fascismo es la manifestación de la carencia de amor, explica. La mente de un fascista es gélida. No hay cura para los fascistas. Lo único que puedes hacer es matarlos o huir de ellos. Pizier es favorable a la segunda opción y siempre está listo para correr. Se parece a Van Gogh en su famoso autorretrato. Cabello descuidado, ojos confusos, pero sus labios esbozan una sonrisa gentil.
El Profesor Pizier vive en un campamento en Villaine, en las postrimerías de París. Lo conocí mientras lavaba mis camisas allí. Apenas habíamos intercambiado algunas palabras cuando tomé la decisión de hacer una película sobre él. Permaneció de pie frente a mí y me preguntó con cautela si era de ascendencia germana. Le dije que no. ¿Quiso saber si me quedaba algo de detergente? Por supuesto que aún tenía. No soy alemán, pero la higiene es algo básico para mí. Así que le di lo que quería y nos llevamos bien.
Del tópico del detergente a Franz Kafka había sólo un tiro de piedra. El profesor clamó que ese tal Kafka había sido una extraña mezcla germano-hebrea.
-¿Por qué una mezcla tan extraña? De hecho él era austríaco y no alemán. Diría que hemos de establecer esa distinción.
-C´est la même chose, replicó. Equivale a lo mismo. De todos modos no se puede ser alemán y judío al mismo tiempo.
-Ahora habla como Hitler, Monsieur.
-Hablo como Pizier. No se puede ser perseguidor y perseguido al unísono. Imagine un cruce entre lobo y cordero. No puede haber algo así.
-¿Habla alemán?
-Ni una palabra y nunca aprenderé ese idioma.
-Beethoven hablaba alemán, Monsieur, y también Bach.
-La excepción que confirma la regla.
-¿Cómo se gana la vida, Monsieur Pizier?
-Solía enseñar pedagogía. Mis trabajos han sido traducidos a nueve idiomas.
¿Y ahora?
-Ahora estoy enfermo. Tengo una tarjeta identificativa que dice que soy esquizofrénico. Sobrevivo mensualmente gracias a algunos ingresos privados.
-Estoy seguro de ello, Monsieur.
-Escribo cartas. A cada agencia sobre esta tierra de Dios.
-¿Para qué?
-Estoy buscando a mi amigo, el Doctor Senison de Lvov, el cual tal vez no esté vivo.
-¿Es importante para usted?
-Es vital, dado que yo lo asesiné. "



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