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: : : : : Charles Tomlinson : : : : :
Charles Tomlinson Gran Bretaña | 1927-2015 | |
Desde que Octavio Paz le dedicó algunas páginas de su libro Versiones y diversiones (1974), han sido frecuentes sus apariciones en revistas y libros
a ambos lados del Atlántico.
Dos son las antologías que dan cuenta de lo más granado de su obra: La insistencia de
las cosas, editada por Visor en 1994, y La galería del zorro, editada en Méjico a finales de 1996 por El Tucán de Virginia y Ediciones Vuelta.
Ambas introducen al lector a uno de los universos poéticos más trabados y personales de la posguerra británica.
Su primer libro, The Necklace (1955), nació bajo el influjo poderoso de Wallace Stevens, y en el segundo Seeing is Believing, cuya primera versión data
de 1958, se advierte la habilidad de Tomlinson para aliar su lectura del modernismo norteamericano -Stevens, Marianne Moore, W. C. Williams- con
una dicción neoclásica aprendida tempranamente de Dryden y Pope. El resultado ha sido una poesía formalmente muy variada, que ha combinado
el verso libre con el poema en prosa, y la regularidad silábica y acentual con rimas dignas del mejor Dryden. El gusto de Tomlinson por la mesura
neoclásica ha cristalizado en sus últimos libros en los llamados letter-poems (poemas-carta), construidos sobre pareados asonantes que limitan su
tendencia a la digresión y el encadenamiento entusiasta de razonamientos y asombros.
Tomlinson es un poeta maravillado por la variedad y riqueza del mundo físico: sus formas, sus olores, sus superficies. Es ya un tópico calificarlo de
"poeta de la mirada", como han hecho la mayoría de los críticos de su país, pero es cierto que pocos escritores de este siglo han observado el mundo
con tal precisión e intensidad. Su gusto por el detalle sólo es comparable a su curiosidad y a su capacidad para ver el mundo natural con ojos renovados
e inocentes. Poeta objetivo, preocupado por el contorno exacto de los objetos, ve en cuanto le rodea la unidad profunda de la naturaleza. Desde su
cottage en el aislado y hermoso valle de Ozleworth -en realidad la antigua casa de un guardabosque, que el poeta compró a finales de los años
cincuenta-, Charles Tomlinson ha diseñado una poesía que es a un tiempo diario y pie de página, lienzo y lente de observación, y en la que el viaje
y la amistad saben hacerse presentes a modo de preciso contrapunto. © Jordi Doce
Textos:
A Vasko Popa en Roma Diciembre San Carlo ai Catinari
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