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Arseni Tarkovski Rusia | 1907-1989 | |
Poeta y traductor barroco ruso nacido en Elisavetgrad. Aunque su obra no es muy extensa, siempre vivió para la poesía. La cultivó, la padeció, la veneró, la disfrutó: miró con atención las cosas del mundo. Padre del cineasta Andréi Tarkovsky, cualquiera que haya visto su cine, sabe de la influencia poética que ejerció en varias de las espléndidas películas de su hijo. En El espejo se incluyen algunos de sus poemas, lo mismo que en Nostalgia y en el documental El sacrificio. Ante la grisura de su época, Arseni Tarkovsky se refugió durante largos años en la traducción de la poesía oriental: tradujo a poetas turcos, armenios, georgianos y árabes. Su propia poesía se fue dando lentamente, sin premuras, en perfecto diálogo entre el silencio y la pasión por la escritura. En 1940 conoció a Marina Tsvetáieva y tras el suicidio de la poeta escribió un ciclo de poemas en su memoria. Durante la segunda guerra mundial fue corresponsal en el frente, sufriendo la amputación de una pierna. Después de la guerra trató a Anna Ajmátova, continuó traduciendo y se aisló con exasperación del medio literario. Tras varios intentos frustrados publicó, por fin, su primer libro: Ante la nieve, en 1962, a los cincuenta y cinco años de edad (casualmente, el mismo año en que su hijo Andréi recibe el Gran Premio del Festival de Venecia por su película La infancia de Iván). Entre 1966 y 1987 aparecieron La tierra para el terrestre, El mensajero, La montaña encantada, Un día de invierno, De la juventud a la niñez y Estar con uno mismo. Estos libros son consecuencia inequívoca de su estilo singular y contienen los elementos que delinean su poesía: estrofas reguladas, laconismo, y un claro y bien articulado lenguaje. Arseni Tarkovsky murió el 27 de mayo de 1989, en Moscú. Junto a su tumba en Peredílkino, la aldea de los escritores, aún hay un lugar para su hijo Andréi, que está enterrado en París. Cuando regrese, tal vez la poesía, como en la película El espejo, flote para siempre sobre sus miradas imposibles. © Jorge Bustamante García
Textos:
No creo en presentimientos, ni temo Soñé esto alguna vez, lo sueño ahora
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