Victoria Benedictsson

Suecia | 1850-1888

Escritora sueca nacida en Trelleborg. Sus enfrentados padres la criaron cada uno a su manera: su madre de niña y su padre de niño. Al crecer, decidió que quería convertirse en pintora e ir a la academia de arte en Estocolmo, pero su padre le negó el permiso dos veces. Desesperada, aceptó la propuesta de matrimonio de un tal Christian Benedictsson, viudo con cinco hijos y veintiocho años mayor que ella, el jefe de correos de un pueblo del sur de Suecia llamado Hörby. Se casaron en 1871 y ella se dedicó a ser una buena madre. Dio a luz a dos hijos propios, en 1873, Hilma, a quien no le gustaba, y en 1876, Ellen, que murió después de tres semanas. Su hija favorita era su hijastra, Matti Benedictsson. En 1881 fue confinada en la cama con una lesión en la rodilla, y allí comenzó a escribir su diario, Stora boken (El Libro Grande). En el diario empezó a escribir cuentos y luego una novela sobre una mujer que había querido ser artista y acabó siendo la esposa de un burgués en un matrimonio provinciano. Se llamó Pengar (Dinero, 1885), y le ganó la reputación de novelista prometedora, especialmente de interés para el nuevo movimiento de mujeres. Uno de sus líderes la invitó a Estocolmo donde se inició en los círculos literarios suecos. Después de eso, a medida que su reputación se extendió por Escandinavia, comenzó a visitar Copenhague con más frecuencia, y allí conoció y se enamoró del hombre considerado el principal crítico literario de Europa, Georg Brandes. Quería escribir una novela que lo impresionara, y la siguiente, Fru Marianne (Madame Marianne), sobre una mujer casada que "hace feliz su matrimonio, fue diseñada para complacerlo". No lo hizo: él pensó que era un Dameroman (novela femenina), y esto, según una facción de los legendarios, prácticamente la mató: ella lo llamó su "sentencia de muerte". El 21 de julio de 1888, exactamente doce años después de la muerte de su hija Ellen, logró lo que fue, a lo largo de los años, su tercer intento de suicidio. Lo hizo cortándose la arteria carótida tres veces con una navaja mientras se miraba en un espejo de mano. Muchos lectores hoy fuera de Escandinavia han visto un tenue reflejo de Victoria Benedictsson en Hedda Gabler de Henrik Ibsen y Miss Julie de August Strindberg, que ella inspiró. Pero también conmovió a generaciones de lectores escandinavos a través de varias oleadas de movimientos de mujeres durante más de un siglo. Su vida parecía ser una lección de historia para las mujeres, pero como observó Ernst Ahlgren, el seudónimo y alter ego de la autora: Es en sus obras donde debemos buscar su verdadero yo. © Verne Moberg

Textos:

Den Bertagna (fragmento)